mayo 21, 2015

En el mar la vida es más sabrosa.


Desde hace unos meses llevamos unos días medios complicados. Y el estar tan drenada y estresada hace que se me haga más difícil bregar con el diario vivir. Sé que todo caerá en tiempo nuevamente en algún momento (que espero sea pronto). También sé que yo suelo ser bastante transparente en mis estados de ánimo y si a eso le sumamos que Sebastián tiene un talento para detectar cuando estoy un poco "off", pues el resultado es una locura. 

Ayer en la mañana me desperté con un dolor insoportable en la quijada...resultado de dormir presionando mis dientes...resultado de llevar semanas de "stress" y ansiedad. Así que decidí preparar un bulto a la ligera e irme con Sebastián a mi "happy place"... ¡la playa! Desayunamos rápidito, monté todo en el carro y nos fuimos a una playa que queda súper cerca de casa. Llegamos al estacionamiento y estaba casi vacío, perfecto. Cuando voy a ponerle el traje de baño a Sebastián me doy cuenta que lo había dejado dobladito encima de su cama. ¡Llevé de todo... juguetes, comida, agua, toallas, bloqueador, etc, etc, etc... menos su traje de baño!. ¡Bah! Por unos instantes consideré regresar a casa para buscarlo y volver nuevamente a la playa, pero la realidad es que quería aprovechar la mañana para poder estar de regreso a casa antes del medio día. También consideré regresar a casa y olvidar la idea de la playa, pero decidí que no iba a dejar que una tontería arruinara nuestra mañana, además ya Sebastián estaba hablando de la arena y el agua. Así que nos bajamos y caminamos hasta la playa. Sin traje de baño. Pero felices. :) La playa estaba prácticamente vacía, el día estaba espectacular y el agua riquísima. Sebastián la pasó genial. Jugó con la arena, creó castillos de arena y destruyó castillos de arena. Corrió, brincó, saludó aviones, jugó con las olas.... y yo recuperé esas energías y buenas vibras que habían desaparecido con tanto ajoro. 

A veces hace falta desconectarse, sacar un tiempito para disfrutar de eso que nos hace felices. Además, ver a Sebastián disfrutar tanto hace que mi corazón se expanda de amor puro. La vida puede llegar a ser sumamente complicada y los días pueden convertirse en una locura, pero lo importante es no dejarse arrastrar. Yo creo que la palabra clave es balance. Y si, es más fácil decirlo que hacerlo, pero es necesario. La felicidad de nuestros hijos va de la mano con nuestra felicidad. Así que estoy trabajando en eso... en crear un balance. Y que mejor forma de empezar que en el mar, donde la vida es más sabrosa. :)

Ya mañana es viernes, disfruta tu finde. Find your happy place! xoxo











1 comentario:

  1. ¡Qué bueno que disfrutaron la playa! ¡Las fotos están preciosas!

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