En fin, Sebastián ya cumplió 8 meses hace dos semanas, y ese séptimo mes incluyó otro par de dientes. Debo confesar que esta etapa de dentición es horrible. O al menos, esa ha sido nuestra experiencia. Sebastián usualmente es un niño feliz y llevadero. Es bien raro que llore o proteste; regularmente es cuando tiene hambre, hay que cambiarlo o algo no sale como él quisiera. Así que durante esta etapa de incomodidad, es notable su malestar. Su estado de ánimo cambia por completo. Todo le molesta, las encías le pican, no quiere tomar mucha leche ni comer con su ritmo habitual. Y ni mencionar las noches....¡horribles!
Tengo que admitir que por momentos me da coraje y frustración su actitud tan negativa, tal vez porque estoy acostumbrada a verlo siempre de buenos ánimos. Pero luego respiro y pienso... hay días que me levanto de no muy buen humor; tal vez el día anterior no fue fácil, o a veces porque no dormí bien, o simplemente porque tengo dolor de cabeza. Y esos días estoy que no me soporto ni a mí misma. Todo me molesta, todo es un problema... y siento que tengo razón para estar de mal humor. ¡Estoy en todo mi derecho! Pues lo mismo le pasa a Sebastián. Me creo que por que es un bebé alegre y feliz, debe de serlo siempre. Pues no... él tiene todo el derecho también a estar de mal humor, a sentirse incómodo. Esos días intento ponerme en su lugar. Me visualizo con coraje y malestar, pero con la diferencia de no poder expresarlo. De esa manera logro tener más paciencia para "bregar" con la situación y entender como él se siente. Algunas veces con amorcito se resuelven los malos humores, otras veces hay que buscar soluciones nuevas y usar la imaginación. Trato de cambiarle los juguetes constantemente, le doy cosas frías para morder, y le doy amor de sobra. Pero a veces eso no es suficiente. Hubo un día que Sebastián tenía unos humores "perros", nada lo hacía feliz, se quejaba por todo; y cuando digo por todo... créanme, ¡era por TODO! Al final del día ambos estábamos exhaustos y malhumorados. El lloraba por cualquier cosa y ya yo estaba a punto de comenzar a llorar también. Ya me comenzaba a sentir impotente y frustrada. Llegó el punto en que ya no podía más, así que me puse los tennis, lo monté en el coche y nos fuimos a pie para la casa de los tíos que está a diez cuadras de nuestra casa. Best decision ever! La caminata nos hizo bien a los dos. Yo liberé la tensión y Sebastián cambió sus energías por completo. A veces a los adultos nos hace bien cambiar de ambiente, ver algo nuevo y tomar aire fresco. Pues a los bebés también les causa el mismo efecto.
A lo que quiero llegar es que muchas veces un bebé lo que necesita es cambiar la mente para algo nuevo (nosotras también). Si algún día tú y tu bebé están pasando por esos momentos difíciles, sal y da una vuelta con bebé, tomen aire fresco, ¡muevan el esqueleto! :) La solución a un día complicado puede ser así de sencilla...
¿Tienes algún truco para los días difíciles con tu bebé? ¡Cuéntame para que otras mamás puedan leerte y así intercambiamos soluciones! :)
Foto por: FotoGandul |
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