marzo 02, 2015

¡Que alguien detenga el tiempo!


Anoche, luego que Sebastián se durmiera, Ajonel y yo nos sentamos un rato en la sala a hablar. Regularmente terminamos hablando de Sebastián. ¿Raro verdad? Soy de esas mamás que llega la noche y está desesperada por que el niño se duerma, para poder descansar y tener un respiro, pero una vez duerme lo comienzo a extrañar y me pongo a ver las fotos del celular y contar todo lo que hizo durante el día. No puedo evitarlo. En fin, estábamos hablando de que en un mes Sebastián cumple sus dos vueltas al sol en este mundo. Y es increíble; o sea, hace apenas unas semanas estaba comprando en Target una prueba de embarazo, no? El tiempo vuela, suena cliché, pero es cierto. Es una aventura verlos crecer, y tan rápido. Sé que cuando uno es madre puede sonar como un disco rayado. Con el tan conocido "crecen tan rápido", "en un abrir de ojos ya estará fuera de la casa", "aprovecha ahora que ya mismo se te va de la falda", etc, etc, etc.... Pero es que es cierto!!! Dios, cada día aprenden algo nuevo, todo lo imitan y buscan desesperadamente la independencia. Y si, una parte de mi quiere verlo crecer, convertirse en lo mejor de él, en un hombre de bien, que su personalidad se desarrolle al máximo, verlo feliz con su vida... pero hay otra parte de mi que desearía poder acurrucarlo de por vida, que siempre sea mi niño pequeño y travieso. Ese que hace de mi lo que sea con un beso, un abrazo y una sonrisa pícara.

Y vamos, también sé que nos queda vida por delante, que apenas han sido dos años, que aún nos quedan muchas etapas por vivir. Pero es inevitable que al acercarse su cumpleaños me entre el sentimentalismo. Entré a la maternidad sin saber que esperar, sin conocimiento alguno, con miedo e inseguridad, pero Sebastián ha sido un maestro excelente. Ha sido él quien me ha llevado de la mano en este proceso, ha sido él el que ha despertado sentimientos inimaginables. Sigo siendo Melissa, pero una Melissa que ha aprendido mucho. Quisiera pensar que soy una Melissa mejorada gracias a él. :)

Hay veces que me siento a verlo jugar, y me enloquece la idea de pensar que ese niño, que para mi es tan perfecto, tan maravilloso creció dentro de mi. Tiene genes que vienen directo de mi. Y a la vez verlo tan único, tan él. Es un amor que duele, literalmente duele. Y honestamente hay momentos que me vuelve loca, que reta mi paciencia y empuja mis limites. Pero otras veces, que en realidad son la mayoría, hace cosas que me hacen desear poder detener el tiempo. Cuando viene donde mi y me da un abrazo mientras me dice : "ay que rico!". Me derrito.... O cuando lo acuesto a tomar la siesta y me echa el brazo en el cuello para acostarnos cachete con cachete. También esos momentos en que él me pide algo y al complacerlo me dice : "gracias mamá". Mejor aún, cuando la esta pasando tan bien que lo único que escucho son carcajadas y grititos de alegría. Y cuando descubre algo nuevo, y exclama : "Oh wow, mira!".  Son esos pequeños momentos en que uno se da cuenta que la maternidad vale la pena. Es difícil, es sacrificado, es agotador... pero es maravillosa y no la cambio por nada del mundo.

Aunque sé que no puedo detener el tiempo y que algún día ya no podré acurrucarlo en mi falda mientras nos mecemos en la hamaca; sé que estando presente en su vida y en sus días podré alargar un poco estos momentos. Absorber cada segundo, cada risa, ese olor tan peculiar de él. Y claro está... fotos, muchas fotos! :)

¡Ahora a comenzar los preparativos para la celebración de su aniversario de vida! :D

¡Feliz lunes!!! xoxo


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