Voy a empezar diciendo que yo no estaba ni estoy preparada para esta transición. ¡Yo necesito esa segunda siesta de Sebastián! Pero él tiene otros planes...
Les explico, al poco tiempo de haber cumplido el año, Sebastián comenzó con varios cambios en su rutina diaria. Lo normal en esta casa era que él despertaba como a las 7am y a las 10am tomaba su primera siesta de una hora y media. Luego, a las 4pm tomaba su segunda siesta, que duraba al rededor de una hora, y ya de 7 a 8pm comenzábamos la rutina para dormir. Para mí esto era perfecto. Mientras él descansaba yo aprovechaba para hacer cosas en la casa, limpiar, cocinar, trabajar en la computadora, en fin... ¡cosas! Y a la vez, cogía un respiro, porque vamos a ser honestos, cuidar a un bebé es agotador. Y de vez en cuando necesitamos un pequeño "break", aunque sea para ir al baño.
Bueno, el asunto es que de repente, Sebastián empezó a dormir hasta tres horas corridas en su primera siesta y ya a la tarde se rehusaba a volver a dormir. Y cuando digo rehusaba, quiero que imaginen un niño llorando a moco tendido porque lo estaban obligando a descansar. Por varias semanas seguimos intentando dormir las segunda siesta. A veces lo lograba, pero no duraban más de media hora. No me quedó de otra, más que aceptar que Sebastián había decidido que ya estaba listo para una sola siesta, aunque yo estuviera en total desacuerdo. ¿Cómo hemos cambiado la rutina? Pues les cuento, una vez acepté el cambio, empecé a cambiar su hora de la siesta en la mañana. No de sopetón, si no poco a poco. Ya no lo acostaba a las 10am como de costumbre, y durante las primeras semanas le atrasé la siesta por media hora, varias semanas después, la lográbamos llevar a las 11am y así hemos seguido. Actualmente la toma a las doce del medio día, pero mi meta es que duerma su siesta tipo 1 de la tarde. ¿Por qué? De esa manera no estará tan cansado y "cranky" en la noche y no habrá un espacio tan amplio entre su siesta y la hora de dormir.
Como todo en la maternidad, hay que tener espacio para cambios. Hay días que está tan y tan cansado que su cuerpo le pide esa segunda siesta. O hay veces que no durmió bien en la noche y no tolera esperar hasta medio día para dormir. Esos días nos dejamos llevar poco a poco y vemos como nos trata el día. Obviamente no soy una experta en este asunto, pero el dejarme llevar por las señales que él me da, me ha ayudado muchísimo. Aún estamos en el proceso del cambio, no canto victoria todavía, pero siento que estamos en el camino correcto en dejarlo transicionar a una sola siesta diaria.
¡Si tienes algún consejo que nos ayude a llevar este proceso de cambio lo mejor posible, lo recibo con los brazos abiertos! :)
-Mel Reyes